
La A.C.C. El Molino: “ El actual gobierno municipal (PSOE-CS) adolece en el asunto Plaza de España, de la misma falta de resolución que el anterior Equipo de (SFHSP-PODEMOS).”
San Fernando de Henares.- 16/04/2020.- La Asociación C.C. El Molino,en su última publicación, analiza la gestión del actual de gobierno de coalición municipal de San Fernando de Henares, formado (PSOE-CS) y llegan a la conclusión «que tiene todas las trazas hasta ahora, de recorrer la misma senda que el anterior sobre el Asunto Plaza de España, ya que entienden que adolece también de la misma falta de resolución que el anterior Equipo de (SFHSP-PODEMOS) con las consecuencias ya sabidas.»
Y argumentan que “De hecho y hasta el momento, no han hecho otra cosa distinta que no sea adoptar exactamente las mismas decisiones: pagar cantidades millonarias a los socios privados de PESF sin realizar la más mínima objeción a pesar de las muchas evidencias de actuaciones fraudulentas, y recurrir otras sentencias también perdidas con la sola finalidad de ganar tiempo. Nada nuevo o esperanzador distinto de lo que hicieron también los anteriores.”
Por su interés, les reproducimos íntegramente el contenido de la citada publicación:
EL CASO PLAZA DE ESPAÑA Y EL NUEVO GOBIERNO MUNICIPAL
Echamos de menos pues un interlocutor del equipo de gobierno que tenga un preciso conocimiento del caso, coordine las incidencias de todas las áreas sobre el asunto y, además y si fuera posible, tuviera una delegación especial y específica para el caso con capacidad política para tomar decisiones. Porque, por muy buena y mucha voluntad que el alcalde Corpa o el resto de los concejales tengan sobre el asunto, es materialmente imposible atender con la dedicación necesaria todas las muchas implicaciones del caso y compatibilizarlo con las demás actividades y responsabilidades. Comenzamos pues a ser pesimistas sobre las iniciativas urgentes que necesita adoptar el Ayuntamiento sobre el tema de plaza de España y que, en todo caso, deberían de haberse tomado ya hace tiempo porque el paso del tiempo corre en contra de los intereses municipales.
Entre las muchas medidas improvisadas por el gobierno de la nación mediante los decretos aprobados hasta ahora, hay una que afecta a todos los asuntos judiciales en marcha. Se trata de la del estado de alarma que acordó declarar inhábiles los plazos procesales desde el 14 de marzo pasado hasta que sean levantadas las medidas que, por lo que se ve, no llegarán si es que llegan antes de finales de junio. A lo que luego se unirá el mes agosto claro, mes tradicionalmente inhábil en la justicia también a efectos procesales. En realidad lo que se acordó fue paralizar totalmente la justicia a excepción de los juzgados penales de guardia y las de género.
La justicia española está pues paralizada totalmente hasta una fecha desconocida. En realidad, para los muchos ciudadanos que tienen la necesidad de acudir a ella para dirimir o reclamar la tutela de sus derechos o intereses, la sensación de paralización de la justicia es exactamente la misma con el estado de alarma que sin él, pues la proverbial lentitud de tortuga en los procedimientos judiciales, hace que uno tenga la certeza de cuando comienza el caso pero en absoluto de cuándo acabará. En ese sentido es claro el fracaso estrepitoso de uno de los poderes fundamentales del Estado y más particularmente del Estado democrático, que en este sentido al menos bien puede calificarse de fallido.
Pues bien, desde el mes de marzo de 2011 o del mismo mes de 2014, hay dos causas penales interminables abiertas en los juzgados 5 y 1 respectivamente cuyo plazo máximo legal no es que haya sido ampliamente rebasado, es que en una de ellas ni siquiera es posible saber con qué fecha real se produjo el vencimiento del plazo. Desolador todo. ¿Cómo es posible que nadie de los afectados denuncien este lamentable funcionamiento de un Juzgado donde hay múltiples intereses en juego, incluidos los del propio Ayuntamiento?
Lo dicho, mejor será que los ciudadanos, los justiciables, se desengañen de una vez porque la justicia no existe en España cuando para obtener una resolución sencilla es necesario esperar años y años, o simplemente cuando los plazos máximos establecidos por las leyes procesales se los pasan por el arco del triunfo quienes precisamente están obligados a respetarlos: jueces y fiscales especialmente. Por no hablar de la situación injusta que se puede encontrar un imputado en una causa, que debe esperar años y años a saber exactamente si su imputación se traduce en una procesamiento y por lo tanto puede tener acceso a su derecho al juicio, o por el contrario tiene que arrastrar durante décadas incluso el sambenito de la imputación, indefenso e impotente por el desistimiento del juez o la juez que tanto da, cuando no directamente por la desidia de la propia fiscalía.
Por esa razón, más que nunca es necesario que en este caso de plaza de España, el Ayuntamiento tome las riendas de la actuación porque, con seguridad, ninguna solución puede ser esperable de la justicia española sencillamente porque no existe sino que es una rémora inadmisible en una sociedad que se precie de democrática, ya que uno de sus poderes fundamentales, el judicial en este caso, no solo no imparte justicia sino que cuando lo hace es tarde y por ello irremediablemente mal porque con seguridad habrá lesionado algún derecho fundamental de alguna de las partes. Un desastre preexistente al coronavirus pero cuyo desgraciado advenimiento ha venido aún a agravar más. Lo cual es como si a un enfermo terminal le amenazara un incendio.
Por eso, el Ayuntamiento y más particularmente el equipo de gobierno, debería de ser consciente de la gravedad de la situación y acelerar al máximo la toma de decisiones, en lugar de continuar con esta indolente parálisis que, contra lo que pueden creer, no solo no va a beneficiar los intereses municipales sino todo lo contrario. Ganar tiempo interponiendo recursos frente a fallos judiciales adversos no es una opción inteligente, sobre todo cuando hay evidencias muy claras de que esos recursos no se van a ganar ni siquiera por error de los jueces. Es todo lo contrario.
A simple modo de ejemplo, al ya insufrible retraso de la justicia ahora hay que añadir un retraso de propina imposible de cuantificar ahora mismo por la causa del estado de alarma. Lo cual, en el caso de una reclamación de cantidades contra el Ayuntamiento, se traduce automáticamente en condenas en costas e intereses desde, al menos, la fecha de demanda. De forma tal que por una demanda de, por ejemplo, 10 millones de euros reclamados hace dos años (un hecho real que se da), apelado en casación y fallado el próximo año, puede acarrear si se pierde solo en intereses legales, nada menos que 900.000 euros más. Es decir, más o menos unos 75.000 euros cada mes que pasa.
Por esa razón, no se entiende en absoluto la lamentable parsimonia con que el nuevo equipo de gobierno se toma este asunto, la verdad.

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