Un sistema informático fiscaliza la jornada laboral de los trabajadores de los almacenes de Amazon midiendo su productividad y decidiendo quién ha de ser despedido por no llegar a los objetivos marcados por la empresa. Así lo ha contado The Verge, medio que ha tenido acceso a documentos que así lo prueban y según los cuales solo en la planta de Baltimore fueron despedidos unos 300 empleados por su ineficiencia entre agosto de 2017 y septiembre de 2018.
Aunque el reportaje con toda la información se centra en Estados Unidos, este confirma la idea extendida de la presión constante bajo la que viven quienes se encargan de empaquetar los envíos y moverlos. Así, cuentan en The Verge que este programa informático lo que hace es monitorizar el trabajo de los empleados de los almacenes midiendo cada pausa que hacen. Cuando considera que han realizado demasiadas les da un aviso. Mide también su ritmo de trabajo, el número de paquetes que escanean y si están cumpliendo con los objetivos marcados o no.
En el caso de que la productividad sea considerada baja o ineficiente, entonces este software cuenta con la opción de redactar él mismo la documentación necesaria para proceder al despido del trabajador en cuestión. Una informatización del proceso pensada para controlar hasta el último minuto de los trabajadores durante su jornada laboral, quienes, según explican en el citado medio, sienten una presión muchas veces inasumible sobre sus espaldas. Hasta el punto que hay quien cuenta que ha reducido las pausas para ir al baño con el objetivo de evitar los avisos por faltar de su puesto y, en los casos más extremos, algunos dicen haber orinado en botellas.
La empresa se defiende asegurando que este sistema automatizado no despediría nunca a un empleado en base solo a los datos y que siempre existe un componente humano detrás. Es decir, que un supervisor recibe la documentación generada por el software y es él, una persona de carne y hueso, quien debe estudiar cada caso para decidir si lo que necesita el empleado señalado por la máquina es un aviso, más formación o el despido por no cumplir con los ratios de productividad marcados. Señalan también desde Amazon que los empleados tienen derecho a réplica, que pueden presentar alegaciones en contra.
Lo cierto es que en la planta de Baltimore 300 empleados fueron enviados a la calle en un solo un año como recoge una carta firmada por un abogado y que es parte de la documentación a la que ha tenido acceso The Verge. Una cifra confirmada desde la compañía que supone el 10% de la plantilla y que hace temer a este medio que a nivel nacional, en todo Estados Unidos, el número de despedidos sea de miles y no cientos.
Con fama de tratar con dureza a sus empleados de abajo y de imponer estándares de productividad muy altos, no es raro escuchar noticias sobre quejas o huelgas organizadas por los trabajadores de sus almacenes para protestar por las condiciones laborales. En España, por ejemplo, estas Navidades los empleados de la mayor planta de la compañía aquí, la de San Fernando de Henares (Madrid), fueron llamados a los paros por esta razón.
Stacy Mitchell, codirectora del Institute for Local Self-Reliance, ha declarado a The Verge que “una de las cosas que escuchamos constantemente de los trabajadores es que son tratados como robots. Y, en efecto, son monitorizados y supervisados por estos sistemas automatizados”, dice Mitchell
(849)