Opinión: “Sobre la amenaza Velada, El Chantaje y las Lecciones de Ética Política y Moral”
Opinion: de Luis Ángel Zas. «Quiénes entienden la política para su beneficio particular. No dudan en atacar en lo personal a quiénes se lo evidencian recurriendo para ello a la amenaza velada y el chantaje.»
«Ante esto, lo último que debemos de hacer es callarnos y decir las cosas como son, gusten o no a algunos ELEMENTOS, que están muy lejos de dar lecciones a nadie ni de ética política ni de moral.
Carentes de cualquier argumento válido para defender la conducta política que se les cuestiona, recurren a la provocación a título personal, para así desprestigiar al oponente y embarrar el debate, porque carecen de ideas que sirvan para el debate de propuestas, tanto en clave interna como de cara a la ciudadanía.
Seguiré trabajando por mejorar nuestro pueblo, comprometido como siempre lo he estado, viviendo de mi profesión y pensando con criterio propio. En unas cosas puedo estar acertado y en otras puedo equivocarme, pero en modo alguno mezclo nunca la dimensión personal con la pública, porque algunos entendemos que el ejercicio de la política ha de servir ante todo para intentar mejorar la vida de las personas, aportando a ello ideas y propuestas que mejoren su entorno y resuelvan o minimicen los problemas colectivos, no para el enfrentamiento personal… ¡Pero algunos sólo entienden esa forma de proceder, sea por cultura o valores inculcados o por la carencia de ellos!.
Eso he hecho siempre en la medida que he podido… y lo que molesta a los que ocupando cargo cobran por no hacer nada y entorpecer proyectos positivos para el interés general, pensando como ocupar el sillón de la alcaldía como sea.
Todo esto que comento, solo es reflejo de la CRISPACIÓN y el nerviosismo con el que algunos, que llevan en la poltrona casi tres lustros, afrontan los procesos democráticos electorales que se avecinan. Y está claro que es el terreno de la política local, donde quienes estamos informados, apreciamos el grado de degeneración al que puede llegar la misma, empezando por la propia estructura interna y nulo funcionamiento democrático de los partidos, que es donde se ponen en listas de candidatos a algunos ELEMENTOS que bajo determinadas siglas votamos creyendo que representan determinados ideales, cuando solo representan sus particulares intereses o los de determinados colectivos.»
(1843)
